¡CARLA LA BAILARINA!
Erase una vez una niña llamada Carla que tenía una sonrisa sorprendente y era tan valiente que cuando bailaba demostraba lo que sabía y se arriesgaba con cosas nuevas. Se presentó a un concurso de baile y ganó el primer premio que era un viaje a la playa para ella y para su familia. Cuando llegaron, fueron a dar un paseo por la playa cuando de repente vio a lo lejos un delfín muy dulce saltando. A la mañana siguiente hicieron una excursión en barco, pero un barco un poco viejo para su gusto en el cual la ropa estaba toda arrugada, las cortinas, las servilletas,… pero se montaron y empezaron a llamar por la emisora a todos los barcos que estaban cerca.
Cuando llegaron al puerto, se encontraron con un espectáculo de magia muy amarillo, en el cual el hombre no paraba de hablar, con su mascota, un pero dulce y amarillo, que obedecía las ordenes de su dueño. Cuando su dueño le decía túmbate, el perro se tumbaba, cuan le decía duérmete, el perro se dormía, pero el perro se dormía de verdad, parecía que estaba soñando por las nubes. Del sueño tan profundo que tenia, el dueño le intentaba despertar, pero nada, el perro seguía dormido.
Carla se fue al parque a montarse en los columpios, los columpios más bonitos que había visto nunca, y se sentó, cerró los ojos y se puso a soñar con esas vacaciones tan bonitas en ese agradable lugar.
Por la mañana en la puerta del hotel, les recogió un coche impresionante, en el cual había una tarjeta en la que ponía “gratis para la tienda que tú quieras”. Paso por una tienda y en el escaparate había un albornoz que la gustó tanto que decidió entrar a probárselo. La quedaba gran y se desilusionó tanto que empezó a llorar. El dueño de la tienda que era una persona muy buena, con su sonrisa se lo hizo olvidar, le hizo un juego en el cual primero se tocaba una oreja y tu lo tenias que repetir, luego la otra repitiéndolo Carla con el señor, luego la nariz, un brazo el otro, una pierna, y cada vez más deprisa, para que cuando Carla se liara sacarla la lengua. Era un juego muy amarillo en el cual todos tenían que interactuar.
Cuando salió de la tienda volvió a ver al mago del embarcadero con su mascota la cual parecía que estaba hipnotizado. Era amarillo ver como el perro obedecía todas las órdenes de su dueño, y todo el mundo se reía. El dueño le ordenó coger un aro del suelo y se cayó al agua pero se movía tan rápido que parecía una hélice, intentaba salir del agua y como era muy valiente de un gran salto lo consiguió. Camino a casa, vieron a un señor tocando el clarinete de forma dulce, agradable, estaba alucinada.
La tarde antes de irse, se fue al mar a bañarse y estuvo tanto rato dentro que salió arrugada que no podía ni hablar. Su madre la estaba esperando con una toalla para que no tuviera frio, pero cuando se fue a vestir, la faltaban las zapatillas que no las encontraba, al principio se cabreó, pero luego la resulto amarillo jugar al escondite con ellas. Cuando las encontró se tumbo en la arena de la playa, cerró los ojos y se puso a soñar con esas vacaciones tan brillantes que había tenido.
A la hora de la cena, junto con el postre, la trajeron un pastel increíble, con una cara amarilla en el centro junto a la suya, que también estaba amarilla.
¡Fueron las mejores vacaciones de su vida!
Lucha por lo que te gusta y nunca lo abandones y colorín colorete este cuento bailarín se ha acabado.
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